La primera de las acciones que habremos de tomar será quitar diputados. Hay doscientos que estorban. Llegan por asalto al poder y fuero. Los plurinominales no tienen razón de ser. El liderazgo de las bancadas es marcado por ellos. El puente de la línea partidista. Son punta de la lanza que hiere o mata ideas, propuestas, salidas..
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A los mexicanos no nos falta talento para entender el curso de la recuperación a nuestras calamidades. Claramente sabemos qué caminos tomar para ver la luz de buenos resultados. Insisto, la gente ya no quiere más de esta inoperancia. Transcribo un pequeño fragmento de un correo enviado por una radioescucha, que representa el desánimo general.
“Desde hace más de 18 años has sido mi compañero matutino. Siempre informando con prontitud y puntos de vista sensatos. Muchas veces de acuerdo contigo, otras tantas no. Ha sido una relación enriquecedora. Pero me temo que estoy a punto de terminar con ella. Estoy tentada a dejar de escucharte y no por ti, sino por salud mental. Cada vez que escucho las (¡no sé como expresarlo sin maldecir!) ATROCIDADES que se llevan acabo en nuestro H. Congreso de la Unión, se me retuerce hasta el apéndice. ¡No puedo más con esos trogloditas! Lo peor de todo es que ya sabemos que lo de la H en Congreso no es por HONORABLE. Es por HUEV...S.” y así sigue en esa tónica. Firma Gaby Chaffardet de Cruz, de Monterrey, N.L.
Siempre he sido un promotor de la idea de que si queremos cambios de fondo para nuestra democracia, debemos acudir a ellos bajo la mirada de quienes la formamos. A veces creo que los ciudadanos pensamos que la democracia está en la clase política y por ende no nos toca. ¿Quién conoce al diputado de su circunscripción? ¿Quién lo llama a cuentas? No hay nuestro reclamo. Ni de ellos, la toma de nota que insinúe alguna responsabilidad. Deciden el curso del futuro. Echan la pelota al adversario. Reclaman la alabanza ante “heroicas” posturas que resultan mentirosas.
Me uno al llamado de Gaby. De muchas Gabys. De infinidad de mexicanos hartos de tanta ineficiencia. De quinientas piedras en el camino, propongo quitar doscientas. Exijo quitar doscientas. ¡Ah! y sesenta y cuatro senadores. Y lo quiero ya.
He sido un promotor de la idea de que si queremos cambios de fondo para la democracia, debemos acudir a ellos bajo la mirada de quienes la formamos.
POR: Pedro Ferriz De Con
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