Una pareja de recién casados va a pasar la luna de miel a Pakistán. Allí, mientras pasean por el mercado, oyen a un vendedor de sandalias que parece escapado de las Mil y una Noches:
-“¡Bengan, baisanos, bengan a mi humilde diendita, aquí bodrán combrar algo fabuloso!”
El joven matrimonio entra y allí el vendedor les muestra un par de sandalias a las que les atribuye poder mágico:
-"Con ellas, bodrán hacer el amor salvajemente, como gamellos enfurecidos" les dice.
La mujer se siente tentada por el comentario del vendedor, pero el hombre, atlético y viril, dice que no las necesita.
-"¡Bruébalas, baisa, no te arrebentirás!" insiste el vendedor.
Como su mujer está cada vez más interesada, el hombre termina por acceder (como nos ocurre a todos los hombres). Y de repente... apenas se las ha calzado... ¡una mirada feroz, libidinosa se dibuja en su rostro! ¡Unas ansias incontenibles e irrefrenables le aprientan en los ijares! ¡Una furia que su esposa jamás había visto...! Veloz como una fiera en celo el joven marido agarra al vendedor paquistaní por las nalgas, le baja los zaragüelles y se arroja sobre él para violarlo...
-"¡Bará, bará, bará, HIJO DE UNA CAMELLA MALPARIDA!" grita desesperado el vendedor con lágrimas en los ojos:
-"¡Que te las busiste al revés, hijo de buta, te las busiste al revés!"
-“¡Bengan, baisanos, bengan a mi humilde diendita, aquí bodrán combrar algo fabuloso!”
El joven matrimonio entra y allí el vendedor les muestra un par de sandalias a las que les atribuye poder mágico:
-"Con ellas, bodrán hacer el amor salvajemente, como gamellos enfurecidos" les dice.
La mujer se siente tentada por el comentario del vendedor, pero el hombre, atlético y viril, dice que no las necesita.
-"¡Bruébalas, baisa, no te arrebentirás!" insiste el vendedor.
Como su mujer está cada vez más interesada, el hombre termina por acceder (como nos ocurre a todos los hombres). Y de repente... apenas se las ha calzado... ¡una mirada feroz, libidinosa se dibuja en su rostro! ¡Unas ansias incontenibles e irrefrenables le aprientan en los ijares! ¡Una furia que su esposa jamás había visto...! Veloz como una fiera en celo el joven marido agarra al vendedor paquistaní por las nalgas, le baja los zaragüelles y se arroja sobre él para violarlo...
-"¡Bará, bará, bará, HIJO DE UNA CAMELLA MALPARIDA!" grita desesperado el vendedor con lágrimas en los ojos:
-"¡Que te las busiste al revés, hijo de buta, te las busiste al revés!"
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