Uno de los gángsters mas famosos del mundo fue sin duda Al Capone, un estadounidense nacido en Nueva York a finales del siglo XIX.
Jefe de la mafia, tenía muchas cuentas pendientes con la justicia, pero nunca lo agarraron “con las manos en la masa”. Aunque muchas veces fue detenido, apenas dos veces piso la cárcel. Una de ellas por posesión de un arma “mortal”, sólo fue por unos meses.
Cuando finalmente lo atraparon, lo juzgaron por evasión fiscal lo único que le pudieron probar.
Los primeros años
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Construyo su gran imperio durante la llamada Ley Seca, en la que se prohibía la venta de alcohol en Estados Unidos. En ese tiempo proliferaron las destiladoras ilegales de bebidas alcohólicas y redes de distribución por “debajo del agua”, así como las cantinas clandestinas.
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Pese a que no era mal estudiante, dejo la escuela cuando tenía 14 años. Algunos artículos mencionan que en realidad fue expulsado, debido a su comportamiento violento, lo cual es bastante probable, pues se sabe que era apenas un adolescente cuando comenzó a formar parte de pandillas.
Creció en un barrio peligroso, donde formó parte de Brooklyn Rippers y Forty Thieves Juniors. Pese a ello tuvo varios empleos como dependiente en diferentes negocios. Pronto ingreso en la Five Points Gang, considerada una de las más pesadas en Nueva York donde conoció a Frankie Yale, quien le dio trabajo como guarura y bar tender.
Fue trabajando en el bar de Yale que en una discusión un cliente lo ataco con un vidrio dejándole una marca en la cara, lo que le daría el apodo de “Scarface”.
En 1918 conoció a Mary “Mae” Coughlin, una irlandesa con la que se casó el 30 de diciembre de ese mismo año.
Comienza su carrera delictiva
La primera detención de Al Capone de la que se tenga constancia, fue por una riña mientras trabajaba para Yale, pero se cree que para entonces ya había matado a dos hombres.
Luego de eso varias veces sería llevado a Corte, pero solo una vez pisó la cárcel antes del que le echaran mano. Al Capone y su guardaespaldas fueron arrestados en posesión de armas “de alto poder”. Fueron sentenciados cada uno a un año en prisión, de los cuales estuvieron nueve meses.
De vuelta a Nueva York. El destino de Al Capone cambió cuando en un enfrentamiento mando a uno de los hombres de una banda rival al hospital. Por este motivo Yale lo envío a Chicago para esperar a que las cosas se enfriaran era 1919. Se mudo allá con su familia y compró la casa marcada con el número 7244 de la avenida South Praire, muy lejos de donde trataba los asuntos de “negocios”.
Ahí quedo bajo las órdenes de John “Johnny” Torrio, quien viendo sus habilidades comenzó a instruirlo en sus actividades ilegales. Johnny trabajaba para Big Jim Colosimo, cuya banda estaba dedicada a la explotación de la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol.
Torrio pasó a dirigir la banda Colosimo luego del asesinato de su jefe, que se cree pudo ser ejecutado por el mismo Al Capone o por Frankie Yale. De cualquier modo, Torrio confío en Capone, quien quedó como su mano derecha hasta que Johnny se retiró (en 1925), luego de un ataque que casi acaba con su vida, orquestado supuestamente por bandas enemigas. Sin embargo, el atentado bien pudo ser tramado por Al Capone, quien salió directamente beneficiado pues quedo a cargo.
Jefe de la mafia
Para ese tiempo, Capone se había echo de un nombre entre las bandas de Chicago, así que cuando “heredo” la dirección del grupo, los integrantes se mostraron de acuerdo en tenerlo como jefe. Esta fue la mafia ya no de Torrio ni de Colosimo, sino la de Capone.
Era inteligente y hábil. Lo mismo tenía espías en las esquinas que en la policía. Por otro lado no se tentaba el corazón para acabar con sus enemigos. Prueba de ello fueron los muchos asesinatos y varias matanzas que se ejecutaron bajo sus órdenes.
Para el tiempo de Colosimo había en Chicago varias bandas. Luego, tras la salida de Torrio, quedaron apenas unas cuantas, pero Capone quería todo. Se dice que hacia 1926 ejercía el control de la mafia de la ciudad y reunía a todas las bandas excepto dos, la de Aiello y la de Bugs. Todos los miembros de la banda de Aiello fueron ejecutados por Capone y sus miembros en menos de un mes.
Pero quizá el episodio mas recordado es el de la llamada Masacre de San Valentín, que tuvo lugar el 14 de febrero de 1929. En ella, siete miembros del grupo de “Bugs” Morán fueron acribillados cuando estaban contra la pared de un garage.
Asesinos de Al Capone llegaron hasta el sitio de reunión de la banda contraria vestidos de policías. Los mafiosos no pusieron resistencia pensando que se trataba de una redada de la policía, pero una vez puestos contra la pared, acabaron con ellos. Al Capone fue señalado como autor intelectual de estos asesinatos, pero como siempre tenia una coartada.
Grandes Ganancias
Capone parecía un hombre de negocios nato y no tardo en ingresar a otros giros negros teniendo a su cargo clubes nocturnos, carreras de caballos, casas de apuestas y una cervecería, que le dejaban grandes ganancias. Pero eso no fue todo. Fue mas allá de los negocios sucios y quizá esa fue su perdición. No dudo en intervenir en la industria legal, lo que además de colocarlo como un empresario le permitía entablar relaciones con funcionarios, sindicatos de obreros y asociaciones.
Por otro lado, tenía infiltrado el gobierno de Chicago, que en ese tiempo tenía fama de corrupto.
“Tras deshacerse de sus rivales, siguió enriqueciéndose gracias al trafico ilegal de bebidas alcohólicas ocasionado por la ley seca, y a través de su vasta red clandestina de salas de juego”, señala uno de tantos artículos sobre Capone.
Evasión fiscal
Tal parece que desde tiempo atrás una persona puede librarse de la cárcel tras cometer un crimen, pero nunca librarse de Hacienda. Se calcula que en 1927 su fortuna ascendía a cien millones de dólares. Sin embargo olvido un pequeño detalle: sus impuestos no estaban al corriente.
Tras años de persecución policial infructuosa, y ante la falta de pruebas de otros delitos, finalmente fue detenido por evasión de impuestos, en 1931. Al principio, pensando que sus redes de “amistades” lo salvarían de pisar la cárcel, se declaro culpable, pero cometió la torpeza de gritar a los cuatro vientos que había llegado a un acuerdo para una sentencia de 2 años y medio. Sin embargo el juez le hizo saber, ante el público, que para el no valía ningún “acuerdo” y que el juicio proseguía.
Al ver que el panorama había cambiado, Capone se desdijo y se declaró inocente, pero mientras tanto fue recluido en la cárcel del condado de Cook.
Alphonse Capone fue encontrado culpable en cinco de los 23 cargos y sentenciado a 11 años en una prisión federal. En un principio fue enviado a la penitenciaria de Atlanta en 1932. Sin embargo, el gángster siguió dirigiendo desde ahí sus negocios, por lo que en agosto de 1934 se ordeno su traslado a la famosa prisión de Alcatraz.
En la isla, Capone era vigilado estrictamente y tenía prohibido cualquier contacto con el exterior. Entre las extremas medidas de seguridad y la revocación de la Ley Seca, Capone comenzó a perder su poder.
Sus últimos días
El brillo de sus días de mafioso no lo acompaño en sus últimos años. Luego de siete años, seis meses y 15 días en prisión –según el FBI-, se le concedió el beneficio de la libertad condicional. Era el 16 de noviembre de 1939.
El beneficio se debió quizá en atención a su deteriorada salud mental. Durante el tiempo que estuvo en prisión su salud se vio disminuida por la sífilis que había contraído años atrás. Una vez libre paso un tiempo en un hospital de Baltimore, donde recibió tratamiento cerebral.
Cuando fue dado de alta se retiro a su casa de Florida que había comprado en 1928. Sin embargo no volvió a ser el Al Capone de antes. Semiparalizado y con una mente cada vez más deteriorada, no tenia ya capacidad para regresar a los viejos negocios.
En 1946, su fisiatra y médicos de Baltimore determinaron que su mentalidad era ya la de un niño de 12 años. Alphonse ”Al” Capone murió en su casa el 25 de enero de 1947 a causa de neumonía y un derrame cerebral.
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