Marcus Levine es un escultor nacido en Yorkshire que buscando su propio camino artístico, un buen día le dio por ponerse a clavar pequeñas tachuelas sobre una madera blanca para representar una figura humana, y parece que la idea le gustó, ya que desde entonces ha continuado perfeccionando su técnica hasta conseguir crear verdaderas maravillas.
El físico humano es su tema preferido, con la altura de los clavos y la distancia, combinados con la luz que se aplicará al conjunto, Levine es capaz de crear una serie de tonos distintos que varían según el ángulo desde donde los contemple el espectador, consiguiendo en cierto modo que sus obras tengan cierto grado de vida propia.
El físico humano es su tema preferido, con la altura de los clavos y la distancia, combinados con la luz que se aplicará al conjunto, Levine es capaz de crear una serie de tonos distintos que varían según el ángulo desde donde los contemple el espectador, consiguiendo en cierto modo que sus obras tengan cierto grado de vida propia.
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