Kurt Sonnenfeld es autor del libro EL PERSEGUIDO. Fue funcionario del gobierno federal estadounidense hasta que amenazó con decir lo que sabía sobre los atentados a las Torres Gemelas. Como camarógrafo de una agencia federal (FEMA), en la zona del desastre tuvo acceso adonde nadie podía ingresar.
-¿Qué vio en las torres gemelas para que lo persiguieran así?
-El gobierno de Bush nunca explicó con la verdad lo sucedido ese día. La semana previa al ataque al World Trade Center todo el suministro eléctrico fue cortado por aproximadamente 36 horas, incluyendo las cámaras de seguridad y los sistemas de control, en el marco de una "operación de mantenimiento" que no era habitual. Y en los días anteriores, también se realizaron varias evacuaciones inusuales e inesperadas en ambas torres. La compañía que estaba a cargo de la seguridad del World Trade Center era dirigida por Marvin Bush, hermano menor de George Bush, y Wirk Walker Tercero, primo de George Bush.
Esta misma compañía tiene de clientes a distintas áreas del gobierno incluyendo sitios gubernamentales clasificados y de alto riesgo. ¿No llama la atención que cientos de agentes de gobierno estuvieran preposicionados en la ciudad de Nueva York el 10 de septiembre, preparando un simulacro de ataque terrorista que se llevaría a cabo el día 12? Oficiales de FEMA habían instalado ya su base de operaciones cerca del World Trade Center un día antes del ataque.
-En su libro también destaca anomalías en los días posteriores al atentado.
-Sí. Los restos de la tragedia los sacaron rápidamente y se vendieron como chatarra. ¿Por qué no los dejaron? ¿Por qué dijeron que el Edificio 7 cayó por el ataque? No tenía daños graves y aparentemente lo implosionaron, pero en el informe final no dicen una letra sobre el tema. Desde ese edifico la CIA espiaba a los diplomáticos de la ONU. Creo que el gobierno, de mínima, sabía que el ataque iba a suceder y no hizo nada para que no ocurriera.
Sonnenfeld cuenta que la bóveda del Edificio 6 fue vaciada antes del atentado, que sólo se hallaron partes de los aviones, aunque no las principales, que nunca aparecieron las cuatro cajas negras (dos por cada avión).
-¿Cual es su teoría sobre el 11-S?
-La cúpula del gobierno de EE.UU. necesitaba una guerra. Había tantos intereses creados, que sabía que el ataque iba a suceder y dejaron que pasara. Después de mucho analizar e investigar puedo asegurar que hasta colaboraron para que ocurriera.
Testigo de la tragedia, a Kurt todavía le esperaba superar otra pesadilla. A sólo seis meses del atentado, su esposa se suicidó. Y la policía lo detuvo por sospechoso del homicidio.
"En la madrugada del 1º de enero de 2002 fui detenido luego de encontrar a mi mujer muy mal herida a causa de un único disparo autoinfligido en la sien y llamar a los servicios de emergencia -recuerda y el recuerdo le pesa-. Fui reiteradamente golpeado y víctima de una larga lista de abusos y torturas. No me permitieron estar con mi esposa en sus últimos momentos, y no me dejaron asistir al sepelio. La policía armó una causa, me metieron preso, me torturaron, me pusieron en celdas solitarias de castigo y después en pabellones muy peligrosos. Mis abogados demostraron que fue suicidio, que todo estaba armado y salí libre de culpa y cargo".
Durante el mes y medio que estuvo detenido, Kurt le dijo a un oficial de la agencia para la que trabajaba que cuando saliera iba a ir a los medios para contar lo que sabía del atentado a las Torres. Una vez en libertad la presión aumentó: "Como me seguían persiguiendo, salté de una ciudad a otra. Vivía en casa de amigos porque en la mía entraban en mi ausencia y revisaban todo, cortaban mi sistema de seguridad y llegaron a seguir mi auto. No podía más. Donde iba, aparecían". Finalmente lo detuvieron por cuatro meses y medio más, "sin tener ningún cargo en contra". Cuando salió, unos amigos le prestaron un refugio a miles de kilómetros de su casa de Denver: una vivienda en San Bernardo, en la costa atlántica argentina. "No tenía plata, vine con un pasaje de avión que saqué con millas que tenía asignadas. En Buenos Aires, en Puerto Madero, conocí a Paula, que estaba en un restaurante con amigos. Escucharon que hablaba inglés y me invitaron a su mesa. Fue un oasis ante tanto sufrimiento y lo mejor que me pasó en la vida. Nos enamoramos, nos casamos, tuvimos dos hijas y enfrentamos juntos esta persecución", cuenta.
Por aquel tiempo, Sonnenfeld armó una empresa de videos y empezó a ofrecer el material sobre las Torres a distintas productoras. Pero cuando iba a concretar una entrevista, fue detenido por Interpol en Buenos Aires. EE.UU. pedía su extradición, otra vez acusado del asesinato de su esposa. Pasó siete meses preso en la cárcel de Villa Devoto mientras Paula estaba embarazada. Hoy Kurt está amparado por la justicia de nuestro país.
-Está custodiado, lo siguen acosando, no sabe lo que le pude pasar en el próximo instante y sin embargo escribió un libro.
-En los ultimos siete años he sido acusado falsamente, encarcelado en dos países diferentes, torturado y puesto en confinamiento solitario en mi país. He sido calumniado y difamado implacablemente, para que cuando hablara ya no sea escuchado. Hasta el día de hoy, mi esposa, mis hijas mellizas y yo vivimos en un mundo cerrado, rodeado de amenazas, hostigamiento e incertidumbre. Por eso escribí el libro (El Perseguido) y por eso doy esta nota, para salvar a mi familia. Cuanto más se conozca esto, tendremos más posibilidades de que cese la persecución.
-¿Existen menos presiones desde que se hizo público su caso?
-Mucha gente me dijo: "Hablá, que se conozca tu caso así muchos van a ser testigos de tu situación". Cuando Rolando Graña, en su programa Informe Central, dio a conocer mi situación hubo menos seguimientos. Además recibimos ayuda de organismos de Derechos Humanos, de Adolfo Pérez Esquivel, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, del CELS.
-En Los tres días del cóndor, al protagonista, Robert Redford, que era de la CIA, un compañero le dice: "Un día alguien que conoces, un amigo, te sonreirá, se acercará y te matará".
-Es así. Siempre tengo que pensar con quién estoy. No salimos de noche. Siempre estamos juntos. Es difícil vivir con miedo, pero más difícil es vivir mintiendo. Tengo un sueño: envejecer con Paula, viendo crecer a Scarlett y a Natacha.
-¿Volvería a EE.UU?
-Mi padre tiene cicatrices de la guerra con Corea. Di todo por mi país. Arriesgué mi vida en operaciones alto peligrosas. Pero por no creer, por ver lo que hicieron me traicionaron, me torturaron, me persiguieron. En la Argentina encontré la mejor mujer del mundo, y me dio dos hijas maravillosas. Esta es mi tierra y todavía creo que algún día nos iremos a vivir a Bariloche, en las montañas, cerca del cielo. Cerca de Dios.
-¿Qué vio en las torres gemelas para que lo persiguieran así?
-El gobierno de Bush nunca explicó con la verdad lo sucedido ese día. La semana previa al ataque al World Trade Center todo el suministro eléctrico fue cortado por aproximadamente 36 horas, incluyendo las cámaras de seguridad y los sistemas de control, en el marco de una "operación de mantenimiento" que no era habitual. Y en los días anteriores, también se realizaron varias evacuaciones inusuales e inesperadas en ambas torres. La compañía que estaba a cargo de la seguridad del World Trade Center era dirigida por Marvin Bush, hermano menor de George Bush, y Wirk Walker Tercero, primo de George Bush.
Esta misma compañía tiene de clientes a distintas áreas del gobierno incluyendo sitios gubernamentales clasificados y de alto riesgo. ¿No llama la atención que cientos de agentes de gobierno estuvieran preposicionados en la ciudad de Nueva York el 10 de septiembre, preparando un simulacro de ataque terrorista que se llevaría a cabo el día 12? Oficiales de FEMA habían instalado ya su base de operaciones cerca del World Trade Center un día antes del ataque.
-En su libro también destaca anomalías en los días posteriores al atentado.
-Sí. Los restos de la tragedia los sacaron rápidamente y se vendieron como chatarra. ¿Por qué no los dejaron? ¿Por qué dijeron que el Edificio 7 cayó por el ataque? No tenía daños graves y aparentemente lo implosionaron, pero en el informe final no dicen una letra sobre el tema. Desde ese edifico la CIA espiaba a los diplomáticos de la ONU. Creo que el gobierno, de mínima, sabía que el ataque iba a suceder y no hizo nada para que no ocurriera.
Sonnenfeld cuenta que la bóveda del Edificio 6 fue vaciada antes del atentado, que sólo se hallaron partes de los aviones, aunque no las principales, que nunca aparecieron las cuatro cajas negras (dos por cada avión).
-¿Cual es su teoría sobre el 11-S?
-La cúpula del gobierno de EE.UU. necesitaba una guerra. Había tantos intereses creados, que sabía que el ataque iba a suceder y dejaron que pasara. Después de mucho analizar e investigar puedo asegurar que hasta colaboraron para que ocurriera.
Testigo de la tragedia, a Kurt todavía le esperaba superar otra pesadilla. A sólo seis meses del atentado, su esposa se suicidó. Y la policía lo detuvo por sospechoso del homicidio.
"En la madrugada del 1º de enero de 2002 fui detenido luego de encontrar a mi mujer muy mal herida a causa de un único disparo autoinfligido en la sien y llamar a los servicios de emergencia -recuerda y el recuerdo le pesa-. Fui reiteradamente golpeado y víctima de una larga lista de abusos y torturas. No me permitieron estar con mi esposa en sus últimos momentos, y no me dejaron asistir al sepelio. La policía armó una causa, me metieron preso, me torturaron, me pusieron en celdas solitarias de castigo y después en pabellones muy peligrosos. Mis abogados demostraron que fue suicidio, que todo estaba armado y salí libre de culpa y cargo".
Durante el mes y medio que estuvo detenido, Kurt le dijo a un oficial de la agencia para la que trabajaba que cuando saliera iba a ir a los medios para contar lo que sabía del atentado a las Torres. Una vez en libertad la presión aumentó: "Como me seguían persiguiendo, salté de una ciudad a otra. Vivía en casa de amigos porque en la mía entraban en mi ausencia y revisaban todo, cortaban mi sistema de seguridad y llegaron a seguir mi auto. No podía más. Donde iba, aparecían". Finalmente lo detuvieron por cuatro meses y medio más, "sin tener ningún cargo en contra". Cuando salió, unos amigos le prestaron un refugio a miles de kilómetros de su casa de Denver: una vivienda en San Bernardo, en la costa atlántica argentina. "No tenía plata, vine con un pasaje de avión que saqué con millas que tenía asignadas. En Buenos Aires, en Puerto Madero, conocí a Paula, que estaba en un restaurante con amigos. Escucharon que hablaba inglés y me invitaron a su mesa. Fue un oasis ante tanto sufrimiento y lo mejor que me pasó en la vida. Nos enamoramos, nos casamos, tuvimos dos hijas y enfrentamos juntos esta persecución", cuenta.
Por aquel tiempo, Sonnenfeld armó una empresa de videos y empezó a ofrecer el material sobre las Torres a distintas productoras. Pero cuando iba a concretar una entrevista, fue detenido por Interpol en Buenos Aires. EE.UU. pedía su extradición, otra vez acusado del asesinato de su esposa. Pasó siete meses preso en la cárcel de Villa Devoto mientras Paula estaba embarazada. Hoy Kurt está amparado por la justicia de nuestro país.
-Está custodiado, lo siguen acosando, no sabe lo que le pude pasar en el próximo instante y sin embargo escribió un libro.
-En los ultimos siete años he sido acusado falsamente, encarcelado en dos países diferentes, torturado y puesto en confinamiento solitario en mi país. He sido calumniado y difamado implacablemente, para que cuando hablara ya no sea escuchado. Hasta el día de hoy, mi esposa, mis hijas mellizas y yo vivimos en un mundo cerrado, rodeado de amenazas, hostigamiento e incertidumbre. Por eso escribí el libro (El Perseguido) y por eso doy esta nota, para salvar a mi familia. Cuanto más se conozca esto, tendremos más posibilidades de que cese la persecución.
-¿Existen menos presiones desde que se hizo público su caso?
-Mucha gente me dijo: "Hablá, que se conozca tu caso así muchos van a ser testigos de tu situación". Cuando Rolando Graña, en su programa Informe Central, dio a conocer mi situación hubo menos seguimientos. Además recibimos ayuda de organismos de Derechos Humanos, de Adolfo Pérez Esquivel, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, del CELS.
-En Los tres días del cóndor, al protagonista, Robert Redford, que era de la CIA, un compañero le dice: "Un día alguien que conoces, un amigo, te sonreirá, se acercará y te matará".
-Es así. Siempre tengo que pensar con quién estoy. No salimos de noche. Siempre estamos juntos. Es difícil vivir con miedo, pero más difícil es vivir mintiendo. Tengo un sueño: envejecer con Paula, viendo crecer a Scarlett y a Natacha.
-¿Volvería a EE.UU?
-Mi padre tiene cicatrices de la guerra con Corea. Di todo por mi país. Arriesgué mi vida en operaciones alto peligrosas. Pero por no creer, por ver lo que hicieron me traicionaron, me torturaron, me persiguieron. En la Argentina encontré la mejor mujer del mundo, y me dio dos hijas maravillosas. Esta es mi tierra y todavía creo que algún día nos iremos a vivir a Bariloche, en las montañas, cerca del cielo. Cerca de Dios.
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