El día de la final, el encuentro  comienza. El Chaquiras y el ruso dan vueltas y más vueltas, tratando de  encontrar el mejor modo de atacarse. En eso, el ruso ataca y le aplica  al Chaquiras la temida Pretzel… OMG!!! , La multitud se decepciona y el  entrenador, que no puede mirar, se cubre la cara pensando ¡ya valió  madre!. De pronto, el gentío grita.
El entrenador mira y ve que que el Chaquiras levanta al ruso y lo tumba.
¡Espaldas planas! ¡El Chaquiras gana! El árbitro lo declara vencedor con  la medalla de oro y la multitud ruge.
Más tarde, en los vestidores, el  entrenador del Chaquiras
le pregunta: “Oye, ¿cómo la hiciste para salirte de la Pretzel?
¡Hasta ahora nadie lo ha podido hacer!” Y el Chaquiras comenta: “Cuando  me aplicó la Pretzel ya iba a rendirme. Pero, de pronto, abro los ojos y  veo un par de bolas.
En aquel momento, con las últimas fuerzas que me quedaban, mordí esas  bolas tan fuerte como pude”. “¿Y, entonces?” “Sabe una cosa, entrenador:
 ¡No tiene la menor idea de la  fuerza que uno adquiere cuando se muerde los huevos!” 






 
 
 
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